domingo, 14 de septiembre de 2008

Bienvenidos, me presento!:)

Quizás con el tiempo, descubra que esto del blog, no es lo mío. Pero por no hacerle el feo a mi queridísima amiga Espe(quita novios vampiros, amantes de hombres lobo y que hace que la gente se case con vampiros negro[algo bastante anormal...] o, lo peor de todo, hacer que sean lesvianas con otras vampiros...¬¬) escribiré hasta que las ranas crien pelo. O mejor, hasta que los vampiros sean negros...
Hasta entonces, os dejaremos con nuestras más paranoias diarias del día a día, y la mayoría de las veces con las cosas o curiosidades de Twilight o lo que viene a ser lo mismo, nuestro amado Crepúsculo. No puedo decidir quién está más enganchada a este tema, lo que sí deciros, ¡Y AVISAROS! de que os tiene que gustar muchísimo Crepúsculo, Luna Nueva, Eclipse, Amanecer(próximamente), Sol de Media Noche(Stephenie! Sigue escribiendo!), las pelis, Edwarcito Cullen, los Cullen, James, Jacob, Aro, Angela Weber, los de la Push, Charlie... PERO QUE ODIÉIS A ISABELLA SWAN! Reconozco que a veces es genial... Pero otras veces... Es...(¿tonta?)...Sencilla y simplemente, ridícula. O si no, os váis a empachar. Después de leer este blog, acabaréis sin reconoceros a vosotros mismo. (Pero por favor! no comáis tierra de la desesperación!)
En fin, me despido. Dejaros con esta escena de hoy de(cómo no...)Crepúsculo. Escena perfectamente descrita por Stephenie Meyer(Bella), y que en la película, sale exactamente igual a como nos lo imaginábamos.(Espe y yo!)

Hasta que vuelva a publicar otra entrada de blog,
os dejo vampiros, hombres lobos, o cosas,
cuidaros y no caeros en la lavadora, ni os ahoguéis en un precipicio, ni montéis en moto sin casco...!!

Claudia


Escena del accidente



"Edward Cullen se encontraba a cuatro coches de distancia y me miraba con rostro de espanto. Su semblante destacaba en un mar de caras, todas con la misma expresión horrorizada. Pero en aquel momento tenía más importancia una furgoneta azul oscuro que patinaba con las llantas bloqueadas chirriando contra los frenos, y que dio un brutal trompo sobre hielo del aparcamiento. Iba a chocar mediante la parte posterior del monovolumen, y yo estaba en medio de los dos vehículos. Ni siquiera tendría tiempo para cerrar los ojos.
Algo me golpeó con fuerza, aunque no desde la dirección que me esperaba inmediatamente antes de que escuchara el terrible crujido que se produjo cuando la furgoneta golpeó contra la base de mi coche y se plegó como un acordeón. Me golpeé la cabeza contra el asfalto helado y sentí que algo frío y compacto me sujetaba contra el suelo. Estaba tendida en la calzada, detrás del coche color café que estaba junto al mío, pero no tuve ocasión de advertir nada más porque la camioneta seguía acercándose. Después de raspar la parte trasera del monovolumen, había dado la vuelta y estaba a punto de aplastarme de nuevo.

Me percaté de que había alguién a mi lado al oír una maldición en voz baja, y era imposible no reconocerla. Dos grandes manos blancas se extendieron delante de mí para protegerme y la furgoneta se detuvo vacilante a treinta centímetros de mi cabeza. De forma providencial, ambas manos caían en la profunda abolladura del lateral de la carrocería de la furgoneta.
Entonces, aquellas manos se movieron con tal rapidez que se volvieron borrosas. De repente una sostuvo la carrocería de la furgoneta por debajo mientras algo me arrastraba. Empujó mis piernas hasta que toparon con los neumáticos del coche marrón. Con un seco crujido metálico estuvo a punto de perforarme los tímpanos, la furgoneta cayó pesadamente en el asfalto entre el estrépido de las ventanas al hacerse añicos. Cayó exactamente donde hacía un segundo estaban mis piernas.
Reinó un silencio absoluto durante un prolongado segundo antes de que todo el mundo se pusiera a chillar. Oí a más de una persona que me llamaba en la repentina locura que se desató a continuación pero en medio de todo aquel griterío escuché con mayor claridad la voz suave y desesperada de Edward Cullen que me hablaba al oído.
-Bella, ¿Cómo estás?..."

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